Una entrevista por Tim Challies
1. Cuando se oye hablar sobre los puritanos, uno imaginaría
que eran duros con sus hijos, que los hacían soportar horas
interminables de adoración familiar. ¿Es esto cierto?
Interminables horas de adoración familiar habría sido algo del todo
imposible para la mayoría de las personas del siglo XVII. En la Nueva
Inglaterra de los puritanos, muchos eran agricultores que tenían que
trabajar duro para producir su alimento. Los niños también tenían mucho
que hacer en la escuela, en las tareas del hogar, y trabajando junto a
sus padres y madres a aprender una vocación.1 Los puritanos
también se tomaban tiempo para el recreo. Disfrutaban cazando, pescando,
en las competiciones de tiro y la lucha libre: dos ministros puritanos
de Nueva Inglaterra fueron famosos luchadores amateurs.2 Gozaban con la música en su hogar, y poseían guitarras, clavecines, trompetas, violas, tambores y otros instrumentos.3
De modo que había mucho que hacer; los devocionales familiares eran una
parte —desde luego, la más importante— de un apretado programa diario.
Los puritanos tenían por objetivo una instrucción concisa y una
oración conmovedora. Samuel Lee escribió que en toda nuestra enseñanza
de la familia deberíamos tener cuidado con no aburrir a los niños
hablando demasiado. Los extensos devocionales sobrecargan sus pequeñas
mentes; es mejor mantener su atención mediante el uso de analogías
espirituales con flores, ríos, un campo de trigo, pájaros que cantan, el
sol, un arcoíris, etc.4
2. Los puritanos consideraban la adoración familiar como un
deber. ¿Se aseguraban los pastores puritanos de que los padres llevaran a
cabo este deber? ¿Cómo ayudaban a que las familias hicieran esto bien?
Los puritanos sí se tomaban este deber muy en serio. Por ejemplo, en
1647, la Asamblea General de la Iglesia de Escocia adoptó la Confesión
de Fe de Westminster. Tres días antes, habían adoptado
el Directorio para la Adoración Familiar, y habían requerido que los
ancianos gobernantes y los ministros disciplinaran a los cabezas de
familia que descuidaban la adoración familiar.5
En 1677, la iglesia congregacional de Dorchester, Massachusetts, que era
otra rama del puritanismo, pactaron «mantener la adoración a Dios» en
sus familias, «educando, instruyendo y encargándoles a nuestros hijos y
nuestras familias que guarden los caminos del Señor».6
Los pastores puritanos ayudaron a las familias, en primer lugar,
predicando sobre este asunto; segundo, escribiendo libros sobre la
adoración familiar y los libros devocionales útiles para la adoración
familiar; tercero, escribiendo catecismos simples o fomentando un
catecismo oficial; y cuarto, visitando a cada familia de la iglesia y
catequizando a los niños. Los padres solían invitar con frecuencia al
ministro a comer con la familia. Las visitas pastorales hacían
responsables a los padres revelando el nivel de conocimiento de sus
hijos y también siendo modelo de lo que la adoración familiar debería
ser.7
3. Sé que resulta difícil hablar de promedios, pero tal vez
pudiera usted decirnos cómo eran los devocionales de las familias
puritanas. ¿Cuánto tiempo les dedicaban y qué era lo que hacían durante
ese tiempo?
Los puritanos no estaban demasiado a favor de un forma precisa de
adoración, cualquiera que fuera su tipo, sino que establecían
principios. Le piden a los padres cristianos que dirijan a sus familias
en la práctica diaria de cinco pasos: (1) la lectura de las Escrituras a
sus familias; (2) conducir a los hijos en la memorización y la
comprensión del catecismo; (2) debatir la verdad bíblica para la
edificación de tal manera que cada miembro de la familia pueda formular
preguntas y compartir pensamientos; (4) orar juntos; esto incluye
reconocer a Dios como Señor y Proveedor de su
familia, confesarle sus pecados a Él, dándole las gracias por sus
bendiciones, presentándole sus peticiones por las necesidades y los
problemas de la familia, e interceder como familia por los amigos y por
la nación; y (5) cantando salmos al Señor.8
Es difícil, por no decir imposible, definir cuánto duraban los
devocionales familiares promedio para los puritanos. Sin duda variaba,
también según las edades de los niños. Personalmente, recomiendo de
cinco a diez minutos por la mañana y entre quince y veinte minutos por
la noche. Podrá obtener más detalles prácticos sobre la implementación
de los devocionales en mi pequeño libro Family Worship [La adoración
familiar].9
4. Usted dice: «Debemos tener cuidado con permitir
influencias corruptas en nuestras vidas privadas y en nuestros hogares».
¿Qué tipo de influencias corruptas permitimos en nuestras casas hoy que
los puritanos habrían prohibido?
Los puritanos se habrían preocupado más por el contenido de los
medios informativos que por la forma de tecnología. El hogar
estadounidense medio tiene las puertas abiertas para que los intrusos
entren, roben y destruyan los tesoros del alma. Los cristianos deben
practicar gran discernimiento para proteger sus hogares contra:
(1) La maldad. Un videojuego reciente ganó mil
millones de dólares en las salas en tan solo tres días después de su
puesta en el mercado. Obviamente, es algo extraordinariamente popular.
¡El problema es que el juego gira en torno al robo! ¿Y cuántas canciones
populares fomentan la fornicación y el adulterio? Quebrantar las leyes
de Dios es un tema muy serio. ¿Te estás entreteniendo con las cosas que
Dios odia?
(2) La mundanalidad. Puede ser un rechazo abierto a
Dios, una vida crudamente inmoral, o de patente conformidad con la
cultura popular. Pero podría tratarse de algo mucho más sutil. La
mundanalidad no es amor ni está gobernada por el amor hacia Dios. Podría
agradar a aquellos que ignoran a Dios, procurando la prosperidad física
por encima de la santidad espiritual, valorando las ganancias
temporales más que las glorias eternas, viviendo para ir hacia adelante
en lugar de ir hacia arriba, o caminar en el orgullo en vez de la
humildad. En resumen, es su corrupta naturaleza humana sin Dios. Alguien
de este mundo está controlado por lo que los puritanos llamaban la
trinidad de este mundo: la búsqueda de los placeres, de la ganancia y de
la posición. Los puritanos se preguntarían ante cualquier actividad:
¿Ayuda esto a que mi familia ame más a Cristo, a que odie más el pecado y
a caminar más por el camino de santidad del Rey?
(3) La ligereza. La vida tiene momentos ligeros en
los que todos rompemos a reír, pero la ligereza (o frivolidad) consiste
en utilizar el humor y la diversión para mantener las gravosas
realidades fuera de nuestra mente. Vivimos en una cultura que intenta
convertir la vida en una «Comedia Central». La tragedia es que nos
aparta del gozo desbordante que Dios da a través de una seria
consideración de la verdad del evangelio. ¿Estás dirigiendo a tu familia
a llenar sus mentes con distracciones o con la esperanza de Cristo?
Los puritanos nos preguntarían hoy, no guiados por el legalismo sino
llevados por el celo del bienestar de las almas de nuestra familia: ¿Qué
estamos introduciendo en nuestros hogares mediante la música que
escuchamos, los chistes o las historias que contamos, los libros y las
revistas que leemos, las imágenes que colgamos en la pared o que dejamos
aparecer en nuestras pantallas, y los juegos y deportes a los que
jugamos o que miramos? Lee Filipenses 4.8, y haz un inventario.
Notas:
1. Edmund S. Morgan, The Puritan Family: Religion and Domestic Relations in Seventeenth Century New England, nueva edición (Nueva York: Harper and Row, 1966), 66-68.
2. Bruce C. Daniels, Puritans at Play: Leisure and Recreation in Colonial New England, Tenth Anniversary Edition (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2005) 166-72.
3. Daniels, Puritans at Play, 57.
4. Samuel Lee, «What Means May Be Used towards the Conversion of Our Carnal Relations¿» en Puritan Sermons 1659-1689 (Wheaton, Ill.: Richard Owen Roberts, 1981), 1:150.
5. Act for Observing the Directions of the General Assembly for
Secret and Private Worship, and Mutual Edification; and Censuring Such
as Neglect Family-Worship [Acta para observar las directrices de la
Asamblea General para la adoración privada y secreta, y la mutua
edificación; y censura como el descuido de la adoración familiar], 24 de
agosto de 1647, en Westminster confession of Faith (Glasgow: Free Presbyterian Publications, 1994), 418.
6. Citado en Leland Ryken, Wordly Saints: The Puritans As They Really Were (Grand Rapids: Academic Books, 1986), 80.
7. Richard Baxter, The Reformed Pastor, ed. William Brown (Edimburgo: Banner of Truth, 1974), 172-256.
8. Directory for Family-Worship, en Westminster Confession of Faith, 419; Matthew Henry, «A Church in the House», en The Complete Works of the Rev. Matthew Henry (1855; reed., Grand Rapids: Baker, 1979), 1:251-57.
9. Joel R. Beeke, Family Worship (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2009).
El Dr. Joel R. Beeke es presidente y catedrático de Teología
Sistemática y Homilética en el Seminario Teológico Reformado Puritano, y
pastor de la Heritage Netherlands Reformed Congregation of Grand
Rapids, Michigan.
Tim Challies entrevistó a nuestro editor [Dr. Joel Beeke, de
la revista Banner of Sovereign Grace Truth] durante un periodo de ocho
semanas sobre los ocho capítulos finales de A Puritan Theology: Doctrine for Life
[La teología puritana: Doctrina para toda la vida], y añadió estos
artículos en el blog de Challies. Los estamos editando en esta revista
con su permiso. Los ocho artículos tratan en exclusiva la forma en que
los puritanos pusieron la teología en práctica. Este artículo se ocupa
de la adoración familiar y la santidad en el pensamiento puritano.
Publicado en Reflexiones con permiso de Banner of Sovereign Grace Truth. Traducción de IBRNJ, todos los derechos reservados © 2014
Usado con Permiso de IBRNJ.
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