sábado, 4 de julio de 2015

Esgrimiendo el estandarte de la verdad




Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17:17

La santificación empieza en la regeneración. El Espíritu de Dios infunde en el hombre ese nuevo principio vital por el cual llega a ser "nueva criatura" en Cristo Jesús. Esta obra que empieza en el nuevo nacimiento, prosigue en dos modos: Por la mortificación, mediante la cual por las concupiscencias de la carne son dominadas y sujetas y por la vivificación; por lo cual la vida que Dios puso en nosotros será transformada en una fuente de agua que salte para vida eterna. Esta obra prosigue día a día en lo que se llama "perseverancia", en virtud de lo cual el cristianano es preservado y conservado en estado de gracia y se le hace abundar en buenas obras para alabanza y gloria de Dios; y por fin esta obra alcanza su perfección en la gloria, cuando el alma purificada del todo, es llevada a habitar a la diestra de la Majestad en las alturas, con los santos. Pero aun cuando el Espíritu de Dios es, como acabamos de decir, el autor de la santificación, hay, empero, una agencia visible que no debe pasarse por alto."santifícalos" -dice Jesús- "en tu verdad; tu palabra es verdad" son muchos los pasajes de la Escritura que prueban que la palabra de Dios es el instrumento de la santificacíón. El Espíritu de Dios lleva a nuestra mente los preceptos y doctrinas de la verdad y los aplica con poder. Estos preceptos oídos y recibidos en el corazón, obran en nosotros el querer y el hacer por la buena voluntad de Dios. La verdad es la que santifica, y si nosotros no oímos o no leemos la verdad no creceremos en santificación. Solo progresamos en la vida perfecta si progresamos en el conocimiento perfecto. " Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino." No digas con error "es solo asunto de opinión". Nadie consiente un error de opinión sin que tarde o temprano tolere un error en la práctica. Esgrime la verdad. C.H. Spurgeon