sábado, 2 de febrero de 2013

La Membresía Es Lealtad


La Membresía Es Lealtad

Por John MacArthur
La membresía de la Iglesia no es opcional. Es cierto que no hay ningún versículo en la Biblia que específicamente nos mande firmar en la línea punteada y unirse a una iglesia. Pero la clara enseñanza de la Escritura es que debemos ser miembros de la congregación local de creyentes, en todos los sentidos de la palabra.
El apóstol Pablo tenía esa comunión unificada en mente cuando escribió Efesios 2:19: “Así que vosotros sois extranjeros ni advenedizos, sino que sois conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.” En esencia, somos ahora parte de la familia –la familia de Dios.
Y la unidad en la familia celestial de Dios requiere fidelidad, tanto hacia El como para Su pueblo. La actitud consumista que ha echado raíces en la iglesia de hoy no está interesada en la lealtad. Lleva a la gente a ver la comunión como un medio para fines egoístas, se reúnen con otros creyentes, pero sólo cuando conviene a sus necesidades y satisface sus intereses.
Al llegar a la iglesia la pregunta no debería ser: ¿Qué puedo obtener de mi iglesia? Sino, ¿cómo puede Dios usarme para servir a los demás aquí? ¿Habrá otros creyentes en la congregación que necesiten, ya sea ayuda, apoyo o estímulo?
La respuesta obvia es que sí. No hay escasez de las necesidades espirituales, físicas y emocionales en su iglesia. Usted no tendrá que buscar mucho para encontrar una multitud de maneras en que puede ser de utilidad para su congregación. Es la misma actitud que espera cultivar dentro de su propia familia, ¿cuáles son las necesidades alrededor de usted y cómo puede ser útil para satisfacer esas necesidades? Traiga esa actitud leal, una actitud como la de Cristo con usted a la iglesia –usted no está para ser servido, sino para servir.
Por la gracia de Dios y su plan perfecto, Él ha equipado cada uno con una variedad de dones espirituales para su uso en la iglesia (Efesios 4:11-12). El Señor nos ha provisto a cada uno de nosotros con talentos y habilidades específicas que vinculan a Sus propósitos para nuestras vidas.
Cada creyente tiene una función dentro del Cuerpo de Cristo, y ese cuerpo no puede funcionar a menos que todos estén trabajando juntos (1 Corintios 12:12-31). Las manos no pueden de repente convertirse en oídos, los ojos no pueden sustituir a los pies. Y usted nunca encontrará un dedo o una lengua que funcionen mejor sobre i mismo que con el resto del cuerpo. El Señor no nos salvó para actuar solos –estamos hechos para trabajar en conjunto y armonía juntos como un gran coro.
¿Cómo es eso posible fuera de la participación en la iglesia local? Es posible que tenga otros creyentes diseminados en su vida, ya sea en casa, en el trabajo o en otro lugar. Pero el plan de Dios es que usted sea un miembro activo y útil de su cuerpo de iglesia local, trabajando codo con codo con otros creyentes útiles y abnegados para cumplir Su voluntad en sus vidas y en su comunidad. Esto comienza con ser un miembro leal de su iglesia local.

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