martes, 17 de junio de 2014
El Pacto de Dios
1. La distancia que media entre Dios y la criatura es tan grande, que aun cuando las criaturas racionales le deben obediencia como a su creador, sin embargo, ellas no podrán nunca llegar a vida espiritual, si no es por alguna condescendencia voluntaria de parte de Dios, habiéndole placido a éste expresarla por medio de un pacto.1
1Lc. 17:10; Job 35:7,8
2. Además, ya que el hombre, por razón de su caída en el pecado, se colocó a sí mismo bajo la maldición de la ley de Dios,2 le plació al Señor hacer un pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y salvación por Jesucristo,3 exigiéndoles la fe en éste para que puedan ser salvos, y prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que ha ordenado para vida eterna, dándoles así voluntad y capacidad para creer.4
2Gn. 2:17; Gá. 3:10 3Ro. 8:3;Mr. 16:15,16; Jn. 3:16 4 Ez. 36:26,27; Jn. 6:44,45; Sal. 110:3
3. El pacto de Dios es revelado en el evangelio; en primer lugar a Adán en la promesa de salvación a través de la simiente de la mujer,5 y luego, paso a paso hasta la entera revelación de salvación en el Nuevo Testamento.6 La salvación de los elegidos esta basada en un pacto de redención que fue trazado en la eternidad entre Dios Padre e Hijo,7 y es únicamente a través de la gracia dada en este pacto que todos los descendientes del Adán caído, quienes han sidos salvados, han obtenido vida e inmortalidad bendita, pues los términos de bendición que aplicaban a Adán en su estado de inocencia no son aplicables a su posteridad para hacerles acceptables ante Dios.8
5Gn. 3:15 6He. 1:1 7 2Ti. 1:9; Tit. 1:2 8He. 11:6,13; Ro. 4:1,2,etc.; Hch. 4:12; Jn.8:56
Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689
jueves, 5 de junio de 2014
Cristo el Mediador
1. Agradó a Dios en su propósito eterno, escoger y ordenar al Señor Jesucristo, su unigénito Hijo, de acuerdo al pacto en el cual habían entrado, para que fuese el mediador entre Dios y el hombre,1 como tal, él es profeta,2 sacerdote 3 y Rey, 4 el Salvador y cabeza de su Iglesia,5 el heredero de todas las cosas,6 y juez mundo;7 desde la eternidad le dió Dios un pueblo para que fuese su simiente y para que a su debido tiempo lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara.8;
1Is.42-1; 1 P. 1:19,20; 2Hch. 3:22 3He. 5:5,6 4 Sal 2:6; 5Ef. 1:22,23 6Hc. 1:2 7Hch. 17:31 8Is. 53:10 Jn. 17:6; Ro. 8:30
2. El Hijo de Dios, la segunda persona de la Santa Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, la brillantez de la gloria de su Padre, igual y de una sustancia con Él, quien hizo el mundo y mantiene y gobierna todas las cosas que ha hecho, habiendo llegado la plenitud del tiempo, tomó sobre si la naturaleza del hombre con todas sus propiedades esenciales y con sus debilidades comunes,9 mas sin pecado.10 Fue concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la Virgen Maria, una mujer perteneciente a la tribu de Judá. El Espíritu Santo vino sobre ella y el poder de Dios la cubrió. Y así, según las Escrituras, fue hecho él de una mujer, descendiente de Abraham y David.11 Así que, dos naturalezas perfectas y distintas, se unieron inseparablemente en una persona,
pero sin conversión, composición o confusión alguna. Esta persona es verdadero Dios y verdadero hombre, Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre.12
9Jn. 1:14;Gá. 4:4 10 Ro. 8:3; He. 2:14,16,17; He. 4:15 11Mt. 1:22,23; Lc. 1:27,31,35 12Ro. 9:5; lTi.2:5
3. El Señor Jesús, en su naturaleza humana unida así a la divina, en la persona del Hijo, fue ungido y santificado cón el Espíritu Santo sobre toda medida,13 y posee todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,14 pues agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,15 a fin de que siendo santo, inocente, inmaculado,16 lleno de gracia y de verdad,17 fuese del todo apto para desempeñar los oficios de mediador y fiador.18 Cristo no tomó por sí mismo estos oficios, sino que fue llamado para ello por su Padre,19 quien puso en él todo juicio y poder, y le autorizó para que desempeñara tales oficios.20
13 Sal. 45:7; Hch. 10:38; Jn 3:34 14Co1. 2:3 15Col 1:19 16He. 7:26 17Jn. 1:14 18He. 7:22 19He. 5:5 20 Jn. 5:22,27; Mt. 28:18; Hch. 2:36
4. El Señor Jesús, con la mejor voluntad tomó para si estos oficios,21 y para desempeñarlos, se puso bajo la ley,22 la que cumplió perfectamente. También sufrió el castigo que nos tocaba a nosotros y que debíamos haber sufrido,23 pues él llevó nuestros pecados y fue acusado en nuestro lugar.24 Padeció dolores en su alma más allá de nuestro entendimiento y los más grandes sufrimientos en su cuerpo:25 fue crucificado y murió, y permaneció bajo el poder de la muerte, aun cuando no vio corrupción.26 Al tercer día se levantó de entre los muertos27 con el mismo cuerpo que tenía cuando sufrió,28 con el cual también ascendió al cielo29 donde se sentó a la diestra del Padre. Allí intercede por su pueblo,30 y cuando sea el fin del mundo, volverá para juzgar a los hombres y a los ángeles.31
21Sal. 40:7,8; He. 10:5-10; Jn. 5:18 22Gá. 4:4; Mt. 3:15 23 Gá 3:13; Is. 53:6; 1 P. 3:18 24 2 Co. 5:21 25Mt. 26:37,38;Lc 22:44; Mt. 27:46 26Hch. 13:37 271
Co. 15:3,4 28Jn. 20:25,27 29Mr.16:19; Hch. 1:9-11 30 Ro 8:34; He. 9:24 31Hch. 10:42;Ro. 14:9,10;Hch. 1:11;2 P. 2:4
5. El Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de sí mismo que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de Dios.32 El ha efectuado la reconciliación y ha comprado un herencia eterna en el reino de los cielos para todos aquellos dados a él por el Padre.33
32 He. 9:14; Re. 10:14; Ro. 3:25,26 33 Jn. 17:2; He.9:15
6. Aun cuando el precio de la redención no fue actualmente pagado, sino hasta la encarnación, sin embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella, se comunicaban a los escogidos en todas las épocas transcurridas desde el principio, en las promesas, tipos y sacrificios, y por medio de estas cosas, por las cuales Cristo fue revelado y designado como la simiente que quebrantaria la cabeza de la serpiente,34 y como el cordero inmolado desde la fundación del mundo;35 siendo él, el mismo ayer, hoy y por siempre.36
341 Co. 10:4; He. 4:2; 1 P. 1:10,11 35Ap. 13:8 36He. 13:8
7. Cristo en su oficio de mediador, obra ; conforme a sus dos naturalezas, haciendo por cada una de éstas lo que es propio de cada una de ellas; mas por razón de la unidad de la persona, lo que es propio de una naturaleza, se le atribuye algunas veces en la Escritura a la persona denominada por la otra naturaleza.37
37Jn.3:13 Hch. 20:28 38 Jn 6:37; Jn. 10:15,16;Jo. 17:9;Ro. 5:10 39Jn. 17:6;Ef. 1:9;1 Jo. 5:20 40Ro. 8:9,14 41 Sa1. 110:1; 1 Co. 15:25,26 42Jn 3:8;Ef. 1:8
8. A todos aquellos para quienes Cristo ha obtenido eterna redención, cierta y eficazmente les aplica y comunica la misma, haciendo intercesión por ellos,38 uniéndoles a él por su Espiritu, revelándoles en la palabra y por medio de ella el misterio de la salvación, persuadiéndoles eficazmente a creer y a obedecer,39 gobernando el corazón de ellos por su palabra y Espíritu,40 y venciendo a todos sus enemigos por su gran poder y sabiduría,41 y de la manera y por los caminos que están más en conformidad con su maravillosa e inescrutable dispensación. Todas estas cosas son hechas en su libre y soberana gracia e incondicionalmente, ya que nada de mérito es previsto por él en sus elegidos.42 eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de Dios.32 El ha efectuado la reconciliación y ha comprado un herencia eterna en el reino de los cielos para todos aquellos dados a él por el Padre.33
9 Cristo, y Solo Cristo puede ser mediador entre Dios y los hombres. El es el profeta, sacerdote y rey de la Iglesia de Dios. Su oficio de mediador no puede ser transferido a ningún Otro,
10. El triple oficio de Cristo es necesario para nosotros. Por nuestra ignorancia estamos en necesidad de su oficio profético;44 por nuestra separación de
Dios y la imperfección de nuestros servicios, aun cuando sean lo mejor, necesitamos su oficio sacerdotal para reconciliarnos con Dios y hacernos aceptables a él;45 y debido a que nosotros hemos dado la espalda a Dios y estamos completamente incapacitados para volver a él y también porque necesitamos ser rescatados y asegurados de nuestros adversarios espirituales, necesitamos su oficio como rey para convencer, controlar, atraer, sostener, librar y preservarnos hasta que finalmente entremos en su reino celestial.46
44Jn.1:18 1:21; Gá. 5:17 461n. 16:8; Sal. 110:3; L. 1:74,75
martes, 3 de junio de 2014
Al que venciere daré a comer del árbol de la vida
Al que venciere daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios. Apocalipsis 2:7
Nadie puede volver la espalda en la batalla,
ni negarse a ir a la guerra santa. Si queremos reinar, es forzoso
pelear y proseguir luchando hasta vencer a nuestros enemigos;
de lo contrario, la promesa no es para nosotros, ya que sólo pertenece
«al que venciere». Debemos vencer a los falsos profetas
que se han introducido en el mundo y todos los males que acompañan
sus enseñanzas. Debemos vencer la cobardía de nuestro
corazón y la tendencia a dejar nuestro primer amor. Leed todo
lo que el Espíritu dice a la Iglesia de Éfeso.
Si por gracia obtenemos la victoria, y ésta
la lograremos ciertamente si seguimos a nuestro Capitán victorioso,
seremos admitidos en el mismo centro del paraíso de Dios,
y nos será permitido pasar por delante del querubín con su espada
de fuego y llegaremos al árbol por él guardado, de cuyo
fruto, quien comiere, tendrá vida eterna. De este modo escaparemos
de la muerte, que fue la sentencia lanzada contra el pecado,
y ganaremos la vida eterna, sello de la inocencia, y coronamiento
de principios inmortales de una santidad según Dios.
Ven, alma mía, y esfuérzate. Huir del conflicto significa perder
los goces del nuevo y más excelente Edén. Pelear hasta vencer es
andar con Dios en el Paraíso. C.H. Spurgeon
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