jueves, 15 de noviembre de 2018

El que encubre sus pecados



El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia (Proverbios 28:13).
Este es el camino hacia la misericordia para un pecador culpable y arrepentido: tiene que abandonar la costumbre de encubrir el pecado.
 Esto intentamos hacerlo con la mentira—que niega dicho pecado—
 con la hipocresía—que lo oculta—
 con la jactancia—que lo justifica—
y con una ostentosa profesión de piedad, que procura compensarlo.
El deber del pecador es confesar su pecado y apartarse de él. Las dos cosas van juntas: la confesión tiene que hacerse rectamente al Señor mismo, y ha de incluir un reconocimiento de la culpa, una comprensión de la maldad de esta y un aborrecimiento de ella. No debemos culpar a otros, ni a las circunstancias, ni disculparnos con nuestra debilidad natural; tenemos que descargar la conciencia y confesarnos culpables del delito: no puede haber misericordia hasta que hayamos hecho esto.
Además, debemos apartarnos del pecado: una vez reconocida nuestra falta, tenemos que renunciar a toda intención presente o futura de seguir en ella. No podemos continuar en rebeldía y al mismo tiempo morar con el Rey en su majestad. Hay que abandonar la costumbre del pecado, así como todos los lugares, compañeros, ocupaciones o libros que nos puedan desviar. 
Obtenemos el perdón, no por la confesión o la reforma, sino en conexión con ellas, por la fe en la sangre de Jesús.  C.H. Spurgeon

martes, 6 de noviembre de 2018

Cosas mayores que estas verás

“Cosas mayores que estas verás.” Juan 1: 50.



 Esto fue dicho a un creyente semejante a un niño, que estaba listo a aceptar a Jesús como el Hijo de Dios, el Rey de Israel, sobre la base de un solo argumento convincente. 
Aquellos que están dispuestos a ver, verán: es debido a que nosotros cerramos nuestros ojos que nos volvemos tan tristemente ciegos. 
Hemos visto demasiado. Cosas grandes e inescrutables nos ha mostrado el Señor, por las cuales alabamos Su nombre; pero hay mayores verdades en Su Palabra, mayores profundidades de experiencia, mayores alturas de comunión, mayores obras de utilidad, mayores descubrimientos de poder, y amor, y sabiduría. Todas estas cosas hemos de ver todavía si estamos dispuestos a creer a nuestro Señor.
 La facultad de inventar falsa doctrina es ruinosa, pero el poder de ver la verdad es una bendición.
 El cielo será abierto para nosotros, el camino hacia allá será allanado para nosotros en el Hijo del hombre, y el comercio angélico que ocurre entre el reino superior y el reino inferior nos será manifestado.
 Mantengamos nuestros ojos abiertos a los objetivos espirituales, y esperemos ver más y más. Hemos de creer que nuestras vidas no se gastarán hasta convertirse en nada, sino que estaremos siempre creciendo, viendo cosas mayores y mayores cada vez, hasta contemplar al mismo Gran Dios y no perderlo de vista nunca más.
Charles H. Spurgeon