sábado, 21 de marzo de 2020

Los probaré como se prueba el oro.


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“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. 
El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.” Zacarías 13:9. 

La gracia nos transmuta en metal precioso, y luego el fuego y el horno siguen como una consecuencia necesaria.
 ¿Comenzamos en ese punto? ¿Preferiríamos ser considerados indignos para que pudiéramos gozar del reposo, como las piedras del campo?
 Esto sería elegir la parte más vil: como Esaú, sería tomar el potaje y renunciar a la porción del pacto. ¡No, Señor, preferimos gozosamente ser arrojados en el horno que ser echados de Tu presencia!
 El fuego únicamente refina, no destruye. Hemos de ser conducidos a través del fuego, y no seremos dejados allí.
 El Señor valora a Su pueblo como plata, y por ello se toma el trabajo de eliminar su escoria.
 Si somos sabios, más bien le daremos la bienvenida al proceso refinador en lugar de rechazarlo. Nuestra oración será que nuestra aleación sea suprimida en nosotros en vez de que seamos retirados del crisol.
 ¡Oh Señor, Tú en verdad nos pruebas! Estamos listos a derretirnos bajo la fiereza de las llamas.
 Sin embargo, este es el camino, y Tu camino es el mejor. Sostennos en la prueba, y completa el proceso de nuestra purificación, y seremos Tuyos por siempre y para siempre.  
                                                Charles H Spurgeon

lunes, 13 de enero de 2020

Y al que a mí viene, no le echo fuera

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene no le hecho fuera.   Jn 6.37 Citas Bíblicas, Palabra De Dios, Biblia, Padre, Hijos
“Y al que a mí viene, no le echo fuera.” Juan 6: 37. 
¿Hay algún caso en el que nuestro Señor hubiere echado fuera a alguien que viniera a Él?
 Si existiera un caso así, nos gustaría conocerlo; pero no ha habido ningún caso, y nunca lo habrá. Entre las almas perdidas en el infierno no hay una sola que pudiera decir: “yo vine a Jesús, y Él me rechazó.” 
No es posible que tú o yo fuéramos los primeros a quienes Jesús no les cumpla Su palabra. 
No abriguemos una sospecha tan oscura.
 Supongan que acudimos a Jesús en relación a nuestros males de hoy.
 De esto podemos estar seguros: Él no nos denegará una audiencia, ni nos echará fuera.
 Aquellos de nosotros que hemos ido con frecuencia a Él, y aquellos que no han ido nunca antes: vamos juntos, y comprobaremos que Él no cerrará en la cara de ninguno de nosotros la puerta de Su gracia.
 “Este a los pecadores recibe”, pero a nadie desecha.
 Venimos a Él en debilidad y pecado, con temblorosa fe, escaso conocimiento, y tenue esperanza; pero Él no nos echa fuera. 
Venimos por medio de la oración, y esa oración es imperfecta; con confesión, y esa confesión es deficiente; con alabanza, y esa alabanza no tiene muchos méritos; sin embargo, Él nos recibe. Venimos enfermos, contaminados, desgastados, e indignos; pero Él no nos echa fuera. 
Vengamos de nuevo a Él hoy, pues nunca nos echa fuera. 
 Charles Spurgeon