lunes, 30 de diciembre de 2013

Oí, Bendita historia, de Jesús quien de su gloria

Oí, bendita historia, de Jesús quien de su gloria
​Oí bendita historia, De Jesús quien de Su gloria,
Al Calvario decidió venir, Para salvarme a mí.
Su sangre derramada, Se aplicó feliz a mi alma;
Me dio victoria sin igual, Cuando me arrepentí.

(CORO)
Ya tengo la victoria, Pues Cristo me salva,
Buscome y comprome, Con Su divino amor.
Me imparte de Su gloria, Su paz inunda mi alma;
Victoria me concedió, Cuando por mí murió.

Oí que en amor tierno, Él sanó a los enfermos,
 A los cojos los mandó correr, Al ciego lo hizo ver.
Entonces suplicante, Le pedí al Cristo amante;
Le diera a mi alma sanidad, Y fe para vencer.

Oí que allá en la gloria, Hay mansiones de victoria,
Que Su santa mano preparó, Para los que Él salvó.
 Espero unir mi canto, Al del grupo sacrosanto;
Que victorioso rendirá, Tributo al Redentor.

sábado, 28 de diciembre de 2013

EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO

Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis. Ezequiel 20:43
Cuando el Señor nos recibe y gozamos de su favor, de su paz y seguridad, nos conduce al arrepentimiento
de nuestros pecados y de nuestra mala conducta para con nuestro bondadoso Dios. El arrepentimiento es tan valioso que bien podemos calificarlo de diamante de primerísima calidad, el cual bondadosamente es prometido al pueblo de Dios como la consecuencia más santificadora de la salvación. Quien acepta el arrepentimiento, también lo da, y no de su «caja amarga», sino de entre las «hojuelas con miel», con las cuales alimenta a su pueblo. El mejor modo de ablandar un corazón de piedra es poseer el sentimiento de un perdón, comprado con sangre, y de una misericordia inmerecida. ¿Somos duros de corazón? Pensemos en la alianza de su amor y dejaremos el pecado, lo lamentaremos y llegaremos a aborrecerlo; más aún, nos sentiremos confundidos por haber pecado contra el amor infinito de Dios. Acerquémonos a Dios con la promesa de penitencia y pidámosle que nos ayude a recordarla, a arrepentirnos de nuestro pecado y volvernos a Él. ¡Ojalá pudiéramos gozar de la dulcedumbre de una tristeza santa! ¡Cuán aliviados quedaríamos si nos fuera dado derramar torrentes de lágrimas! ¡Señor, golpea la roca, habla a la roca y haz que brote el agua!  C.H. Spurgeon.

martes, 24 de diciembre de 2013

¡GLORIA, GLORIA SEA A NUESTRO DIOS!!!

 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:  que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.  Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 
 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 
 ¡Gloria a Dios en las alturas, 
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 
 Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Lucas: 2:10-15

viernes, 20 de diciembre de 2013

¡El alma que pecare esa morirá!

 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
 Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. 
 Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. 
 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? 
 Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. 
 Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? 
 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. 
 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. 
 Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. 
 Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos. 
 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. 
 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. Ez.18:20-32.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.


Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28
Quienes somos salvos encontramos descanso en Jesús; quienes no lo son alcanzarán ese descanso si a Él se
acercan, ya que Dios así lo ha prometido. Nada es tan gratuito como un don; aceptemos complacidos lo que libremente nos da. No tienes necesidad de comprarlo, ni pedirlo prestado; te basta recibirlo como se recibe un don. Trabajas bajo el látigo de la ambición, de la codicia, de la pasión y la inquietud: Él te librará de tan dura esclavitud, y te hará descansar. Estás cargado, y sobrecargado con el peso del pecado, del temor, del desasosiego, del remordimiento y del temor de la muerte; mas si acudes a Él, te librará de la carga. Él llevó sobre sí el peso abrumador de nuestros pecados, a fin de que no sucumbiésemos con Él. Se constituyó en el gran portador de cargas, para que todos los cargados dejaran de doblarse bajo tan enorme peso. Jesús proporciona descanso. Y así es, en efecto. ¿Lo crees tú? ¿Quieres probarlo? ¿Por qué no lo intentas ahora mismo? Acude a Jesús renunciando a toda otra esperanza, pensando en Él, creyendo en el testimonio que Dios da de Jesús, y depositando en Él todos tus afanes. Si con estas disposiciones recurres a Él, el descanso que te dará será profundo, seguro, santo y eterno. Este descanso perdurará hasta tu entrada en el cielo, y dispuesto está el Señor a concedérselo a cuantos a Él se alleguen confiadamente.  C. H. SPURGEON

viernes, 13 de diciembre de 2013

LA LIMPIEZA DE CORAZÓN ES EL FIN DEL CREYENTE

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8
La limpieza de corazón es uno de los fines principales que debemos perseguir. Importa mucho que seamos
purificados interiormente por el Espíritu Santo y por medio de la Palabra, y en verdad lo seremos exteriormente por una mayor consagración y obediencia. Existe una relación íntima entre el corazón y la inteligencia. Si amamos el mal, jamás podremos comprender el bien. Si el corazón está manchado, el ojo estará oscurecido. ¿Cómo podrán estos hombres ver al Dios Santo, si aman el pecado? ¡Cuán singular es el privilegio de ver a Dios en la tierra! Una sola mirada sobre Él constituye para nosotros un verdadero paraíso. En Cristo Jesús contemplan al Padre los limpios de corazón. En Él vemos a Dios, la verdad, su amor, su santidad, sus designios, su soberanía, su alianza. Empero estas cosas solamente se perciben cuando se impide la entrada del pecado en el corazón. Sólo quienes aspiran a la santidad pueden exclamar: «Mis ojos están siempre hacia Jehová». El deseo de Moisés: «ruégote que me muestres tu gloria», solamente puede tener cumplimiento en nosotros cuando estemos limpios de toda iniquidad. Nosotros «le veremos como Él es»; y «cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica». El gozo de la presente comunión y la esperanza de la visión santa  son dos poderosas razones para que andemos en pureza de corazón y de vida.
¡Crea, Señor, en nosotros un corazón puro para que podamos ver tu rostro! C.H. Spurgeon